Cuando en el tapete mediático se nos lanzó a bocajarro y sin previo aviso a Angelina Jolie, no hipotecaron el sentido común que embarga a las cartas de presentación de la nueva estrella a seguir. Y antes de que la alquimia del Star Sistem reciclara a esta muñeca de cera en heroína de videojuego, ya habia recogido un oscar a la mejor actriz secundaria y ya estaba encinta de un predecible futuro de glamour y botox.Mi animadversión hacia la protagonista de Lara croft-la cuna de la vida, y hacia el engranaje que la encumbró, tiene su origen en la campaña publicitaria de la pelicula Inocencia interrumpida o más bien en los efectos colaterales que, según el que esto escribe, eclipsaron la participación de Winona Ryder en la pelicula, a favor del flamante gancho a reinar en la sucesión del cambio climático de las niñas de mis ojos de treceañero. A estas alturas de la película, debería abandonar en la cuneta los prototipos de mujer ideal y confiar en el ritmo veletero de la cara angelical de turno, sin embargo aún sigo fiando al primer amor de pantalla e invocando a los Coppola , Burton, o Scorseses que pusieron a Winona Ryder en la casilla final del tablero, y hoy parecen ajenos a o demasiado atentos al juego de HOLLYWOOD como para interesarse por el destierro de esta belleza cleptomana. Sin embargo las convivencias platónicas suelen ser las más duraderas, y uno puede retomar con dolor esceptico los pequeños regalos inesperados, el ultimo con el que me topé fue siguiendo el rastro de mujeres fascinantes que la filmografia de Woody Allen ha ido depositando en el umbral de mi memoria, y me llegó con la pelicula Celebrity, una Ryder en blanco y negro me obsequiaba en su breve aparición con un personaje kamikaze que se estrella en la vida de Kenneth Branagh para descatalogar en cinco minutos a las mujeres de los libros que había escrito pensando en ella antes de haberla conocido, un precipicio al que sólo se accede si se ha caído en las garras del desequilibrio y en el de la femme fatale encubierta.Winona Ryder y sus ojos de café apilan un pasado de cicatrices irreversibles en los cuerpos de Johny Deep y en los elencos de galanes mordidos de por vida por la que fuera esposa de Drácula, algunos de ellos siguen sin vendar sus heridas, como Christian Slater que confesó recientemente seguir enamorado de su compañera de la cult movie, Escuela de jovenes asesinos. Y es que no se saca uno a la primera el carnet de socio del que quiebra una bola de vidrio y nieve, con una mujer frágil e inadaptada dentro, y si se mezcla realidad con cuento, se recrea fácilmente fuera del decorado cartón piedra la historia de Eduardo Manostijeras, una melodia de Danny Elfman, y el resto ya es conocido como el final más bello de la historia del cine, Winona Ryder bailando bajo copos de nieve artificial que su amor imposible crea o creamos en la distancia
Deme